Supongamos que te levantas una mañana y, después de ducharte, te pones unos vaqueros y, no sin cierta nostalgia, esa camisa de leñador que lleva en el fondo de tu armario desde finales de los 80.
Pues bien, es posible que el resultado sea una pequeña sorpresa sobre la estrechez de tus vaqueros o más bien la anchura de tu abdomen, pero antes de sacar conclusiones precipitadas deberías hacerte algunas preguntas:
Si los vaqueros están recién lavados, entonces es pronto para alarmarse, póntelos conteniendo la respiración y ensaya el salto de la rana por el pasillo de tu casa durante al menos 10 minutos, esto, además de dar de sí el tejido vaquero redundando en una mejora de tu capacidad respiratoria tendrá un efecto beneficioso sobre tus glúteos que tu pareja sabrá agradecer.
Una vez hecho esto, o bien si es que los vaqueros no están recién lavados, si aún no eres capaz de remeter la camisa entre el vaquero y tu contorno, entonces, para hacernos una idea de la gravedad de la situación deberías probar a recuperar, también del fondo de tu armario, esa camisa marismeña de seda fucsia de los más horteras primeros 90 que aún te preguntas cómo pudiste llevar puesta en público.
Pero no es momento de caer en nostálgicas reminiscencias, prueba a ponerte la camisa y remeterla, probablemente esta operación te resultará más sencilla que con la camisa de leñador pero en cualquier caso el éxito no está asegurado. Tanto si has logrado remeterla como si no, quítatela inmediatamente no sea que el vecino te vea por la ventana o que alguno de tus seres más queridos te sorprenda con la susodicha, haciéndose inmediatamente preguntas por las razones de su amor y respeto hacia tu persona.
En fin, retomando el hilo de la exposición, en este punto pueden haber ocurrido dos cosas, la camisa de seda ha entrado o no ha entrado. Si no lo ha hecho y además compruebas que los vaqueros que intentas ponerte no son de algún familiar más menudo, a lo mejor es momento de preguntarte a quién quieres engañar, esos vaqueros no te han entrado desde hace varios años y hoy tampoco lo van a hacer.
Si has conseguido remeter la camisa marismeña, enhorabuena, acabas de comprobar y verificar en tus michelines un hecho científico algunas veces olvidado, lo que entre-remetes entre el pantalón y tú persona no es de aire, ocupa un espacio y por tanto ensancha tu perímetro proporcionalmente al grosor del tejido de que esté compuesto. Es decir, la seda fina entra pero la gruesa franela de tu camisa leñadora se resiste.
Pero no todo acaba aquí, no tienes, de hecho no debes resignarte a la seda marismeña, todavía tienes una oportunidad de volver a llevar tu masculina camisa leñadora y es que otro hecho científico o más bien matemático que a veces olvidamos al enfundarnos un pantalón algo ajustado nos va a dar una última oportunidad.
La explicación es simple, si cortas tu abdomen perpendicularmente a la vertical de tu cuerpo, el resultado será una forma más o menos elíptica con un perímetro y un área determinadas. Al área de tu contorno debes añadirle el área de la camisa leñadora que podemos calcular más menos como e*l donde 'e' es el espesor del tejido y 'l' la longitud de la camisa.
El pantalón por su parte tiene un perímetro pero no un área, ya que no tiene una forma definida sino que se ajustará a la forma de nuestro contorno, y es aquí donde una buena estrategia puede ayudarnos a caber en los vaqueros.
Si por ejemplo distribuimos la camisa regularmente a lo largo de nuestro contorno, lograremos tener un contorno final similar al nuestro un poquito hinchado por la tela de la camisa.
Si por el contrario lo que hacemos es remeter la camisa sólo en la parte de delante y de detrás lo que lograremos es un contorno algo más circular y en ese concepto reside la clave del éxito.
Es un fenómeno sobradamente conocido que el círculo es la forma que mayor área encierra con relación a su perímetro, es decir, a igual perímetro cuanto más circular sea la forma más área habrá encerrada en el mismo.
Pondré como ejemplo mis medidas tomadas con ayuda de mi mujer, tengo como semiejes a = 17cm, b = 12cm lo que me da un perímetro elíptico de 91,78cm (empleando la aproximación de Ramanujan) que es casi el perímetro real que midió mi mujer y que es de 91cm lo que corrobora mi hipótesis de que los humanos tenemos un contorno elíptico. Con estas medidas mi área es de 640,88cm2.
Si en vez de tener una tripa elíptica la tuviera circular para la misma área de 640,88cm2 (al fin y al cabo lo que pesa es el área) necesitaría un perímetro de sólo 89,74cm es decir, 2cm menos lo que sin duda supondría entraría en los vaqueros con camisa leñadora incluida.
Así que sencillamente lo que tenemos que hacer es remeternos la camisa con mucho ojo, abundando en la parte delantera y trasera y a ser posible dejando los lados libres. Y si dudas de que esto funcione, no tienes más que probar a meter varios dedos por delante (tripa) o por detrás (espalda) entre tu cuerpo y el pantalón y comprobarás que entran con facilidad. Prueba ahora a meterlos en los laterales (donde el hueso de la cadera) y atrévete a decirme que no te cuesta más meterlos y sacarlos.