Supongo que tenía que ocurrir, al final tenía que incluir en mi colección de no-discos algo de rap o hip-hop o como quieran que se llame ahora. Y la verdad es que he tenido suerte, o simplemente es que es buena práctica fiarse de los que saben, en este caso Robert Christgau, aunque un tipo que tiene una página en la que se autodenomina el “Dean of American Rock Critics” no me inspira mucha confianza ni tampoco la tirria que le tiene a Wilco y sobre todo al magnífico Yankee Hotel Foxtrot.
En este caso se trata de Fishcale, el quinto álbum en solitario del ínclito Ghostface Killah que parece que antes pertenecía al clan Wu-Tang del que poco tengo que decir aparte de que podían haber elegido un nombre que no recordara a un grasiento aperitivo chino.
Vaya por delante que no un disco que recomendaría a mi padre, ni probablemente escucharía en el coche con m y p, pero tampoco escucho los conciertos de piano Rachmaninov tomándome unas cervezas. Hay una música para cada situación y sin duda una situación para cada música, bueno, dejémoslo en que hay una situación para alguna música y para otras un vertedero, pero eso ya es otra historia y no es momento de ponerse con ello.
Pero retomando el asunto Fishcale, podría resumir que no es un disco redondo, o lo que lo es lo mismo tiene aristas o basura pero también contiene una serie de temas realmente brutales, que no te dejan indiferente. No entraré en el mensaje porque para ser sincero no me he enterado de un pimiento, si ya me cuesta entender a Leonard Cohen como para intentarlo con un rapero del Bronx, aunque siendo realista podría decir que me enterado del 50% del mensaje porque 1 de cada dos palabras tenía que ver con el verbo "fuck" que no traduciré por si me lee mi hermano pequeño.
Según he leído trata de asuntos mayores o menores, según por donde se mire, como “dramas sobre la dura existencia de unos magnates del hampa”, “la frenética vida de unos timadores callejeros”, “el amor” y, ahí es nada, “el puro surrealismo”. En fin, que el 'Fantasmita Matón', además de un negrata de tomo y lomo, es todo un poeta. Pero como ya he dicho, eso no es lo importante.
El disco se compone de 24 temas de los cuales, 7 son cortes de relleno de entre 0 y un minuto que recogen escenas de la vida cotidiana de todo rapero que se precie. En fin una pena que desde mi punto de vista sólo sirve para romper la continuidad del disco y para descubrir la jeta que tienen los del iTunes Store (la tienda on-line de Apple) que se atreven a poner cortes de 6 segundos al precio de la mejor canción del disco.
El primer tema importante llega enseguida, "Shakey Dog" es el segundo del disco y sin duda una de las joyas son casi 4 minutos a tanto trapo que a los 30 segundos piensas que te vas a quedar sin aliento. Luego siguen una serie de canciones con un montón de colaboraciones que mantienen una calidad media alta, podría destacar “Kilo” con Raekwon (también del clan de los Rollitos de Primavera), “9 Milli Bros.” con el clan al completo o “Whip You With A Strap” esta vez en solitario.
Este último tema es el aperitivo de "Back Like That" la canción número 13 del disco y sin duda la joya de la corona en el que Killah se acompaña de un tal Ne-Yo que, ya os aviso, no es una exuberante afroasiática con cuerpo de escándalo y voz de terciopelo si no otro negrata de los de armas tomar.
Lo curioso es que cuando parece que hemos llegado a la cumbre, la canela, el caviar del disco y que todo debería terminar con un buen sabor de boca, de repente te das cuenta que todavía quedan 11 temas y que es imposible que nada se acerque a la magnífica "Back Like That".
Y en seguida te das cuenta de que tienes razón. Porque Ghostface de pronto arranca con el clásico cacaculopedopis que en su boca suena algo así como fucking fucking fucking fucking fuck, fucking fucking fucking fucking fuck, fucking fucking fucking fucking fuck. En fin un tanto primitivo, superfluo, primario, como un mensaje que se cuela en tu cerebro de blanquito y te habla de la primacía física, moral y sin complejos de una raza superior.
Afortunadamente luego todo se calma y se va diluyendo poco a poco hasta el final del disco con algún que otro tema notable como “Momma” con Megan Rochell (esta vez si que podéis imaginar a una exuberante afroamericana)
Resumiendo un poco, desde mi punto de vista el gran éxito Ghostaface Killah en Fishcale es fusionar el rap con el soul de forma que esa música (¡por díos! ¿es que a alguien le gusta el soul?) tan empalagosa que es como tomarse un vaso de leche condensada con miel y dos azucarillos por favor, se ensucia lo suficiente como para no resultar vomitiva y el rapeo se suaviza lo suficiente como para no resultar amenazante. "Back Like That" es una de las muestras, sin duda un glorioso ejemplo.