El relativismo moral (I)
Este concepto tan del gusto de nuestro papa Ratzinger y que aliña el discurso de tantos teólogos, precisamente por ello, ha sido puesto en cuarentena por la elite intelectual laica. Sin embargo, ofrece un interés realmente destacable y, no me cabe la menor duda, es el prisma a través del cual analizar gran parte de los fenómenos más dolorosos de la sociedad actual.
Según Raúl Cadena:
La ética, pone en manos de cada cual, la definición de lo que es bueno o malo. La moral por el contrario, otorga a la autoridad civil o eclesiástica, el derecho de definir estos conceptos.
Esto coloca a los individuos que se rigen únicamente por su esquema ético, en una indefinición. Que se llama: Pragmatismo o relativismo moral.
Las sociedades, por otra parte, también tienen sus códigos de conducta. Y dentro de ese esquema, existen dos extremos: El relativismo moral, y el absolutismo moral.
Según el diccionario filosófico:
El relativismo moral en las sociedades, es una ampliación del mismo concepto que se tiene para el individuo. En este caso, las sociedades alteran sus códigos de comportamiento, en función de las necesidades. Y por ello tienden al anarquismo.
Estoy seguro de que nuestro amigo pejblg podrá aportar sabiduría, ironía y cinismo para animar este debate.
6 comentarios:
El problema principal es, sin enrrollarme demasiado, que para muchos, especialmente Ratzinger y compañía, cualquier actitud moral no sujeta a un estricto e inamovible código de comportamiento basado en una Verdad inapelable tiene automáticamente el carácter derelativismo moral, con las supuestas consecuencias de caos, anarquíay violencia. Y esto no es más que una visión sesgada e impositiva ante nuevas formas éticas flexibles, dialogantes (de verdad, no estilo ZP) y que no se mueven por los hábitos de la certeza sino de la empatía y la discusión.
Bonito sistema de control a través de una Verdad inapelable y por lo general absurda, incomprensible e indescifrable (excepto para los que la utilizan, claro).
Qué mejor que "lo relativo" frente a un absoluto artificial. Ya lo decía Einstein: "todo es relativo" (Broma que les hago a mis amigos periodistas, que es lo que más de uno me ha respondido a la pregunta de qué es la relatividad de Einstein)
Hombre, Gskinner, tampoco es para ponerse así, por ejemplo: ¿no es la declaración universal de derechos humanos una suerte de absolutismo moral?
Bueno; ahora que voy por el segundo café de la mañana y he ingerido abundante glucosa, intentaré aportrar algo -aunque básicamente comparto los comentarios de Miguel y GSkinner-. Me parece muy útil distinguir dos modalidades de relativismo (moral, epistémico, del tipo que sea): por una parte, lo que llamaremos relativismo débil, es decir, la tesis que asevera el carácter convencional de los valores morales. Por otra, una versión fuerte que añadirá que además de convencionales son arbitrarios y por tanto es inútil buscar en ese ámbito ningún punto de vista privilegiado. Parece claro que esta última modalidad es la defendida por las vertientes más desmelenadas del pensamiento posmoderno (anything goes, todo vale), pero no es peligrosa ni siquiera para Ratzinger porque a)sólo se da entre ciertos círculos académicos, fundamentalmente anglosajones y muy reducidos, que apenas tienen contacto con la realidad, y b)aunque parecería lógico pensar que su difusión conduciría al caos moral, este relativismo heavy ha probado ser una posición sin ningún alcance crítico, un gesto de radicalismo y una tendencia perfectamente acomodada a la corrección política y el exquisito respeto (discursivo) a las minorías en EE. UU. No conduce a la anarquía sino a la fragmentación de lo social en grupos ensimismados en sus intereses particulares -y de eso en España sabemos algo).
Lo que a mí me parece más interesante es la modalidad débil, pues no hace otra cosa que afirmar la necesidad de contextualizar los sistemas de normas colectivas (éticas o jurídicas), del mismo modo que -por ejemplo- los paradigmas científicos. Que, dadas ciertas condiciones, un grupo puede tener buenos motivos para preferir unas normas a otras, o una explicación científica a otras -sin por ello negar, como la modalidad fuerte, que la Declaración Universal de Derechos Humanos sea un ideal más deseable que un régimen de castas o que el evolucionismo tenga un estatuto epistémico muy distinto al del creacionismo-. Esta posición sólo pretende comprender por qué determinada sociedad puede inclinarse por la pena de muerte, la ablación de clítoris o la feria de abril, sin por ello aceptar que todo ello son prácticas igualmente estimables que puedan reclamar para sí la misma legitimidad o fundamentación.
Me atrevería a decir que lo que teme Ratzinger -como cualquier absolutista epistémico y moral- es más bien esta segunda modalidad (porque la primera es inofensiva y se ubica en un lugar desde el cual no puede criticar o impugnar nada sino limitarse a constatar la diversidad de sistemas y normas morales).
Dis mío que ladrillos dejo caer a veces
He estado un poco liado, siento no haber respondido pejblg, pero la verdad es que a posteriori, se me ocurre que decir relativismo moral ante vosotros debe ser como decir comunismo frente a Reagan o mejor aún frente a McCarthy.
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