Yankee Hotel Foxtrot. Wilco (2002)
El que espere encontrar aquí algo de rabiosa actualidad sin duda, esta esperando en vano. A decir verdad a Kurtz y a mi ya nos cuesta mantenernos al día de las novedades de los 60 como para intentarlo con los dos miles que ni siquiera han concluido.
Probablemente uno de los no-discos más modernos que encontraréis en mi no-colección es Yankee Hotel Foxtrot de Wilco.
Wilco es un grupo americano que graba su primer disco en 1995 y que se va desplazando del country al rock alternativo. Yankee Hotel Foxtrot es su cuarto disco y el que les sacó del anonimato en el 2002. La historia de este disco es curiosa ya que originalmente fue rechazado por la discográfica del grupo Reprise Records lo que lleva a Wilco a permitir la descarga de su música por internet tras recomprar las cintas originales a Reprise Records por 50.000 dólares americanos.
Finalmente Wilco consigue que en abril de 2002 Nonesuch Records lance el disco que acaba vendiendo más de 500.000 unidades y teniendo un fenomenal éxito de crítica siendo considerado uno de los mejores discos del año (sin duda merecidamente).
En Yankee Hotel Foxtrot podéis encontrar un disco compacto (y no me refiero al formato) y coherente. Desde mi punto de vista hay mucho de los Beatles encerrado dentro como demuestran temas “I'm The Man Who Loves You” o “Ashes Of American Flags” también podemos reconocer influencias de otros grandes como Elvis Costello en “Heavy Metal Drummer” y también de esos grupos de desenfadado rock británico de los 90 en “Pot Kettle Black”
De ese que silboteas con la cabeza alta moviendo tus greñas recién lavadas al aire al tiempo que tus gafas de pasta negra se resbalan sobre tu nariz, y respiras profundamente disfrutando del momento, de ese examen en el que has triunfado o de ese ascenso con palmadita en la espalda del hijo de puta de tu jefe o simplemente por que piensas que eres la poya y en ese momento todo lo demás no importa.
Y luego tienes los hits del disco, como “Kamera”, “War on War” y sobre todo “Jesus, Etc.”, simplemente jodidamente buena. Sin reservas puedo afirmar que me parece un disco magnífico, imprescindible.
El pero, sin duda, esa manía que tienen alguno grupos “alternativos” por rellenar el disco con ruido recogido en los más variopintos rincones del espectro auditivo y al que Wilco sucumbe entre los temas 6 y 7 y sobre todo en el insoportable minuto final de “Poor Places”.