Yo, yo mismo y la rubia.
Si hay alguien que me ha acompañado más tiempo que m (que dios me libre siquiera de insinuar que lo ha hecho mejor) sin duda esa es la cerveza. Ahí va un pequeño y nostálgico homenaje.
- Los primeros tragos en la pulgosa, cuando no había cumplido los 13 y aún no conocía la diferencia entre la ginebra y la cerveza.
- Las litronas del rincón que se quedaban tibias y sabían a pis (todavía entonces aún prefería el calimocho)
- Los porrones en el patio del gordo cuando ya tenía 14, no costaban ni 20 duros y vomitaba en el parque camino de casa.
- Las jarras de 2 litros del labrador que duraron muchos años y muchos amigos a los que no he vuelto a ver excepto a padilla.
- Los 20 litros de cerveza en lata que llevé a mi primera y última acampada scout.
- Los tercios en el velvet, el mejor bar que nunca ha habido en albacete.
- Las spaten de condemar cuando descubrí que había otras cervezas.
- Los botellines del chami y el descubrimiento de que la cerveza no es sólo un líquido sino una forma de vida.
- Las latas de las máquinas del chami y del negro que dejábamos secas y bebíamos en la sala de música, con ángel y dani y alex y pablo y javi y gonzalo y juan y miguel y mikel y yo pensaba que la noche podía durar toda la vida.
- La bolsa de plástico llena de latas para la fiesta en casa de quien sea y otra bolsa en la otra mano para los que iban a beber de gorra.
- Las cañas del greco tiradas con arte y aceituna con boquerón.
- Las latas y latones, las botellas y botellines en casa de alex, con ajedrez y jazz, los mejores años de nuestra vida.
- Las pintas de todos los colores y temperaturas, las cervezas (como la música) del mundo que descubrí ese año en londres.
- Los tercios en el cromo cuando descubrí que mi hermano ya era mayor y nos hicimos amigos.
- Los botellines cruzcampo en el charlie, cuando conocí y me ligué a m, el verano más intenso de mi vida.
- Las latas de medio litro del vips a las dos de la mañana con las dependientas que pensaban que era un borracho y a mí me daba lo mismo porque pensaba que me podía beber el mundo.
- Las latas que compraba en cajas de 24 y nunca duraban lo que tenía previsto, ya era adulto las compraba en el prica y las pagaba con tarjeta.
- Las cervezas mal tiradas en cualquier bar cuando lo importante no era la cerveza sino beberla y ya no sabía tan bien.
- Las cañas en chueca y en malasaña con pablo y m hablando de política y feminismo, buenos tiempos.
- Los tercios en el alivio.
- Las litronas en mérida con ángel y manu y pablo.
- Los 4 litros en 4 horas que me dejaron ko en la boda de alguien que antes era mi amigo.
- Las 23 jarras en la tercera no boda de mi hermano y el descubrimiento del DOLOR a la mañana siguiente.
- Las latas que raciono en mi casa extremeña porque ya no soy tan joven y me hago preguntas como qué pensaría alguien que me estuviera viendo como si fuera una película.
- Las que me beberé el resto de mi vida que espero que sean muchas, frescas y felices porque eso significará que soy adulto pero aún no soy viejo...
7 comentarios:
Pues yo me tomo una birra para celebrar tu vuelta a la blogosfera.
Vaya maiden, parece que te conozco aunque en realidad no sé quién eres. En cualquier caso, si te gusta la cerveza eres bienvenido.
Has vuelto y a lo bestia, me alegro. Por cierto "Los 4 litros en 4 horas que me dejaron ko en la boda de alguien que antes era mi amigo", ¿es qué ha dejado de ser tu amigo?.
Cuanta intolerancia...
Gracias Tarmin por lo de bestia (ahora que está de moda).
¿Ha dejado de ser mi amigo? lo cierto es que lo desconozco, y si no sé responder a la pregunta, entonces, me temo que sí.
Joder, que gentuza!!
Cabrón, casi se me cae la lagrimita...
Menos mal que no has hecho referencia a las partidas al duro, aunque echo a faltar esas cajas de botellines en la bodega que había al lado del Greco.
La verdad es que son tantas... Ah, ¡qué recuerdos!
Y espero que dentro de unos años esta maravillosa lista de rubias y recuerdos se vea ampliada.
Pero qué alegría comprobar que el blog vive, Mr. Solera.
Y encima compruebo con emoción (aunque debería ser verguenza) que aparezco por ahí, una y otra vez, abrazado a un tercio de mahou.
Dan verdaderas ganas de tomarse unas cañas.
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